Estrategias para Optimizar la Productividad en Cultivos Leñosos de Regadío
Por Juan Vilar, consultor estratégico.
La superficie terrestre, de 510 millones de kilómetros cuadrados, se compone de 149 millones de kilómetros cuadrados de tierra firme y 361 millones de kilómetros cuadrados de agua. Del total de agua, el 97% es salada y se encuentra en océanos y mares. Solo el 1% del agua restante es dulce y accesible, ya que el 2% está en los casquetes polares y otras fuentes inaccesibles. Esto significa que apenas el 0.7% del total de la superficie terrestre está formada por agua dulce disponible, la cual se distribuye principalmente en lagos (52%), ríos (10%) y otras fuentes como acuíferos superficiales (38%).
El uso del agua se distribuye de la siguiente manera: más del 83% se destina a la agricultura y la ganadería, solo el 2% a uso industrial, el 13% al consumo humano y el resto a otros usos como la navegación recreativa, acuicultura y transporte acuático.
La agricultura de regadío, que representa el 20% del total de la superficie cultivable (1,500 millones de kilómetros cuadrados), produce más que el 80% de la superficie cultivada en secano. Esto no solo demuestra la vital importancia del agua para la agricultura, sino que también genera riqueza, biodiversidad, estabilidad poblacional y bienestar.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, se prevé que a finales de siglo la población mundial alcanzará los 11,000 millones de personas. En ese escenario, cada persona dispondría de solo 0.13 hectáreas de tierra cultivable por año para alimentarse, y el acceso al agua potable sería extremadamente limitado.
En términos de cultivo leñoso, el planeta dispone de 73 millones de hectáreas, de las cuales el 32% son de regadío y el 68% de secano. Los cultivos de regadío son más productivos, sostienen a una mayor población y generan mayores ingresos y patrimonio.
En el contexto actual, donde se requieren más recursos alimentarios con menos superficie y mano de obra limitada, es crucial el uso de productos innovadores como Terra-Sorb radicular SymBiotic® de Bioiberica. Este bioestimulante probiótico garantiza mayores producciones, un vigor superior y es adecuado para todo tipo de plantación leñosa, como almendros, olivos y pistachos. Además, en nuevas plantaciones, permite un mejor arraigo y vigor de la planta, acelerando su entrada en producción.
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